jueves, 13 de agosto de 2009

"Somos buenos pa’l carrete, el sexo y el rock and roll"

Corre el verano de 1998 y en el extinto bar La Blusera de Bellavista, Felipe Toro y Claudio Valenzuela se anotan en una lista. Son adolescentes y aunque apenas saben tocar sus instrumentos (la guitarra y la armónica respectivamente), tienen los cojones de Muddy Waters.

El milagro de esa noche dio paso a El Cruce, hoy considerada la banda de blues rock criollo por excelencia. "Fue muy bonito porque además de estar en el primer lugar que tenía jam session en Santiago, fue clave para que dos músicos con más ganas que calidad nos conociéramos", recuerda Toro sobre la velada que los puso a improvisar "Trato de hacer blues", una maqueta que los músicos transformaron en canción para "PeaceCo", el primer disco del grupo que está inspirado en la leyenda de Robert Johnson, el tipo que vendió su alma al diablo para ser el mejor blusero del mundo.

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